El fanfiction es lo que sería la literatura si fuera reinventada desde cero después de un apocalipsis nuclear por una panda de brillantes adictos a la cultura pop, atrapados en un búnker. No lo hacen por el dinero, no es eso de lo que se trata. Los escritores escriben y lo suben a internet por simple satisfacción. Son fans, pero no son silenciosos consumidores anclados a sus sofás. La cultura les habla, y ellos le responden a la cultura en su propio idioma.
Lev Grossman
El fanfiction como autoficción
El martes 27 volví a La Fabulosa para, de nuevo, hablar de las cosas que me gustan. En este caso, para dar una charla sobre fanfiction como autoficción. No es que a mí me encante hablar en público, pero admito que cada vez se hace más fácil. Sobre todo, cuando me acompaña gente guay, como fue el caso en esta ocasión.
Para esta charla de fanfiction como autoficción, contamos con la compañía de Maeva Nieto, escritore de literatura juvenil y fantasía, y maravillose compañere de diálogo, la verdad.
¿Sabéis a qué se le denomina “autoficción”? Básicamente, a recurrir a nuestra realidad para contar nuestras historias. Cualquiera diría que el fanfiction no tiene nada que ver, pero si lo pensáis bien ¿quién empezó escribiendo fanfiction? (y, me atrevería a decir, ¿quién lo sigue escribiendo ahora?) Les de siempre, supongo: mujeres, personas queer, gente que no disponía de referentes con quienes se sintieran identificades, y no se vieron en otra que tener que escribir les suyes propies.
Maeva nos contó que empezó escribiendo fanfiction de Death Note porque necesitaba personajes femeninos fuertes, personajes con todas las características que, en ese momento, elle quería tener, y de las que carecía. Nos contó también que empezó a crear personajes queer mucho antes de saber que elle lo era. Yo misma, empecé escribiendo fanfiction de Harry Potter con un personaje que era exactamente lo que yo aspiraba a ser. Y mucho antes de nosotres, Dante Alighieri escribió un fanfiction de la Biblia (ejem!) en el que se mostraba a él mismo en una aventura por el infierno, que a su vez se parece sospechosamente al infierno que describe Virgilio en La Eneida. Cientos de años después, Anna Todd escribió un fanficton en el que se liaba con Harry Styles, y pegó el pelotazo del año.
La cosa es: les fans llevamos siglos queriendo vernos representades y, cuando el canon no nos daba lo que queríamos, lo escribíamos nosotres mismes.
Harry Potter y la que no debe ser nombrada
Leí en un artículo que muches niñes queer se sintieron, en su día, identificades con Harry, el pobre huérfano que vivía en una alacena y tenía que “salir del armario” para enfrentarse a un mundo lleno de males. Yo odié a Harry desde el minuto 1, pero puedo entender lo que el artículo quería decir, sobre todo ahora cuando, años después, la propia autora hizo que ese mundo que antes les había acogido, dejara de ser un lugar seguro.
El fandom de Harry Potter ha respondido de la mejor manera posible: una productora de TikTok ha lanzado un casting para hacer una serie con un elenco 100% queer y racializade ambientado en el universo de HP. No sé si llegará a ninguna parte, pero lo importante, realmente, es que les fans no se han quedado callades. Como diría Lev Grossman: “No son silenciosos consumidores anclados a sus sofás. La cultura les habla, y ellos le responden a la cultura en su propio idioma.”
Llevamos años luchando por vernos, por contar nuestras historias, y parece que ahora, por fin, empieza a ser el momento.
Representación en el panorama de la literatura juvenil actual
Hablamos también de cómo el panorama de la literatura juvenil actual está, poco a poco, siendo dominado por personas que escriben lo que queremos leer, y crean personajes que, de alguna manera, resuenan con nosotres. No sabéis lo que hubiera dado por leer Sin amor, de Alice Oseman, hace quince años. ¿Qué hay mejor que pensar que estás sola, y de repente darte cuenta de que no es así? Lo que antes se mantenía entre los confines del fanfiction está, poco a poco, colándose en la literatura general: esa representación que antes sólo podía encontrar en AO3, ahora puedo encontrarla en un libro.
El fanfiction, al ser un género “underground”, nos ha dado siempre la libertad de escribir lo que nos daba la gana, a poner cuanto quisiéramos de nuestra realidad en el texto sin miedo a ser juzgades, a no ser lo suficientemente buenes, a no estar a la altura. El que no se lo considerara “literatura de verdad” ha hecho que le perdiéramos el miedo a contar lo que queríamos contar, porque, total, si no es “literatura de verdad” ¿a quién le importa?
La respuesta: a nosotres nos importa. A nosotres, que buscábamos representación y no la encontrábamos por ninguna parte.
Menos mal, en realidad, que el fanfic no se consideraba literatura de verdad. Imaginaos lo que habría sido si hubiéramos tenido que cortarnos escribiendo sólo “EL CANON”. Qué cosa tan terrorífica, qué homogéneo todo, qué monocromático. Cuántas historias increíbles se habrían perdido, y qué soles nos habríamos sentido.
Qué bien que seamos la generación del fanfic.